La señal fue muy clara: el espaldarazo que Enrique Peña Nieto le dio a Humberto Moreira en Veracruz es lo que el coahuilense necesitaba para consolidarse como el favorito para ganar la dirigencia del PRI en marzo próximo. Frente a casi todos los gobernadores, todos miembros de la Conago (Conferencia Nacional de Gobernadores) y la mayoría de ellos del PRI, dijo públicamente que apoyaba el proyecto de Moreira. Además, llamó a las corrientes dentro del PRI a realizar un "proyecto de unidad". De esta manera, Moreira tiene casi garantizado el respaldo de una gran parte de los priístas que apoyan a Peña Nieto, y estos conforman una gran parte dentro del partido. En los próximos días no va a ser nada sorprendente que se escuchen más y más voces mostrando el apoyo al gobernador de Coahuila, lo cual solo vendrá a confirmar que la fuerza que ha tomado Peña Nieto como figura presidencial lo ha convertido en un auténtico líder dentro de su partido.
El proyecto de unidad del que habla el mexiquense empieza y termina en él; su candidatura presidencial es lo que va a definir la postura de los priístas, y a estas alturas con pocos los que apuestan en su contra. En la reunión de la Conago, y en los procesos electorales que se avecinan, Enrique Peña Nieto se vuelve la figura central, alrededor de la cual se mueven todas las piezas; sus decisiones cada vez toman más peso, y poco a poco se va convirtiendo en un auténtico líder del priísmo.
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